Si hay un momento en los que nos volvemos locos con la fotografía ese es cuando viajamos. La mayoría de los viajeros que se precien son incapaces de salir de casa sin su cámara y dado que la llevamos encima casi todo el tiempo nos dedicamos a disparar sin contemplaciones a todo lo que se menea y lo que no se menea en absoluto, por supuesto. Es como si pensásemos que si no hay pruebas no hemos estado. En otros tiempos el precio de los carretes y lo exiguo de sus tomas (36 con suerte) nos hacían algo mas conservadores. Ahora la frase "darle gusto al gatillo" ha adquirido otro significado. De hecho hay personas que en vez de disfrutar del viaje parecen obsesionadas con fotografiarlo entero para luego tratar de revivirlo en diferido y ya que estamos, restregárselo a los amigos y familiares.
lunes, 6 de abril de 2015
¡Ah, los viajes!
Si hay un momento en los que nos volvemos locos con la fotografía ese es cuando viajamos. La mayoría de los viajeros que se precien son incapaces de salir de casa sin su cámara y dado que la llevamos encima casi todo el tiempo nos dedicamos a disparar sin contemplaciones a todo lo que se menea y lo que no se menea en absoluto, por supuesto. Es como si pensásemos que si no hay pruebas no hemos estado. En otros tiempos el precio de los carretes y lo exiguo de sus tomas (36 con suerte) nos hacían algo mas conservadores. Ahora la frase "darle gusto al gatillo" ha adquirido otro significado. De hecho hay personas que en vez de disfrutar del viaje parecen obsesionadas con fotografiarlo entero para luego tratar de revivirlo en diferido y ya que estamos, restregárselo a los amigos y familiares.
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