Por supuesto cuando acudí a la Seu de Palma a hacer la foto del Ocho,
hice algunas mas. Aquí explico un poco la historia completa.
Como
siempre el premio es para los madrugadores. A las 7:30 de la mañana se
abrían las puertas del templo y nos apresurábamos a elegir nuestro
sitio. Poca gente a esta hora.
Poco a poco la nave central se va llenando y el sol empieza a dibujar los primeros colores en las vidrieras.
Mas tras el salto
Según pasan los minutos la nave central de la catedral se empieza a llenar de público
Ya la figura empieza a mostrarse en su lento caminar.
Ya casi, pero falta un poco.
Lo que casi nadie mira: El rosetón de levante que proyecta sus colores.
En el momento justo, aplausos emocionados. Pocos porque la mayoría tenemos nuestras manos ocupadas haciendo fotos.
Acabado el espectáculo, cada uno a sus cosas de nuevo. Mereció la pena el madrugón.
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